Gilbert K. Chesterton: Una conversión totalmente racional

Un artículo que me pareció muy interesante, sobre la conversión de uno de los mayores escritores del Siglo XX.Pienso que conocer este proceso de conversión, en que un hombre moderno que se había envenenado con las ideas anticlericales y agnósticas de su época, y que por medio de la razón y la belleza descubrió poco a poco la Verdad que se erguía ante él, La Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, nos puede servir mucho para valorar la inmensa gracia que tenemos de ser católicos, y para entender que el hecho de que tengamos fé no quiere decir que seamos irracionales, como nos quiere hacer creer este mundo naturalista y ateo, si no al contrario, al creer en los dogmas de nuestra Santa Iglesia tenemos la capacidad de entender racionalmente la existencia, de la misma manera que un físico al creer en las leyes o dogmas que rigen cosmos se habilita a estudiarlo.Una frase típica de Chesterton: ¨Si no existiera Dios, no habría ateos¨

Por José Ramón Ayllón, «Dios y los náufragos

Gilbert K. Chesterton  - Conversos Católicos - Escritor Católico - Sabio Católico

Agnosticismo y confusión

Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) ha sido uno de los grandes escritores del siglo XX. Tan bohemio y excéntrico, tan irónico y lúcido, con tal sentido del humor y corpulencia que jamás pasó inadvertido. «Por lo que respecta a mi peso, nadie lo ha calculado aún», solía decir. Y en una conferencia: «Les aseguro que no tengo este tamaño, en absoluto. Lo que ocurre es que el micrófono me está amplificando». Su risa era sincera, alegre, contagiosa e inolvidable, hasta el punto de conseguir, en el teatro, que la gente dejara de mirar al escenario para reírse con él.

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La Eucaristía es la Verdad

Redacción (Miércoles, 07-03-2012, Gaudium Press) Si contemplamos el reino animal, y dentro de él, por ejemplo a un Tigre Siberiano, preciosa creatura de Dios, descubriremos a simple vista que a pesar de toda su hermosura, majestad, fuerza y agilidad tiene algo que lo pone en un plano muy inferior a los hombres. Percibiremos que él sacia sus instintos de una forma correcta y ordenada, o sea, natural.

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El Tigre de las Siberias no se caracteriza por algo que tenemos nosotros, es que aunque saciados según nuestra naturaleza indica, seguimos sintiendo algo en nuestro interior que nos pide más, que no se sacia con lo material, que nos dice que hay algo superior, algo que creó todo lo que vemos y admiramos y a nosotros mismos. Y esto se debe al hecho de que los hombres -a diferencia de los animales- poseemos un alma inmortal y con un fin sobrenatural: amar, conocer y servir a Dios por toda la eternidad. Pero en ocasiones el hombre no es enteramente consciente de esto.

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