Agnosticismo y confusión Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) ha sido uno de los grandes escritores del siglo XX. Tan bohemio y excéntrico, tan irónico y lúcido, con tal sentido del humor y corpulencia que jamás pasó inadvertido. «Por lo que respecta a mi peso, nadie lo ha calculado aún», solía decir. Y en una conferencia: «Les aseguro que no tengo este tamaño, en absoluto. Lo que ocurre es que el micrófono me está amplificando». Su risa era sincera, alegre, contagiosa e inolvidable, hasta el punto de conseguir, en el teatro, que la gente dejara de mirar al escenario para reírse con él. |
Eucaristía
La Eucaristía es la Verdad
Redacción (Miércoles, 07-03-2012, Gaudium Press) Si contemplamos el reino animal, y dentro de él, por ejemplo a un Tigre Siberiano, preciosa creatura de Dios, descubriremos a simple vista que a pesar de toda su hermosura, majestad, fuerza y agilidad tiene algo que lo pone en un plano muy inferior a los hombres. Percibiremos que él sacia sus instintos de una forma correcta y ordenada, o sea, natural.
El Tigre de las Siberias no se caracteriza por algo que tenemos nosotros, es que aunque saciados según nuestra naturaleza indica, seguimos sintiendo algo en nuestro interior que nos pide más, que no se sacia con lo material, que nos dice que hay algo superior, algo que creó todo lo que vemos y admiramos y a nosotros mismos. Y esto se debe al hecho de que los hombres -a diferencia de los animales- poseemos un alma inmortal y con un fin sobrenatural: amar, conocer y servir a Dios por toda la eternidad. Pero en ocasiones el hombre no es enteramente consciente de esto.